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La trastienda del show: cómo fue el backstage de Argentina Debate (Nova Argentina)

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La noche del domingo comenzó a las 7 de la tarde, con un desfile de primeras y segundas líneas de la política, que llegaban de la Facultad de Derecho de la UBA para presenciar el «intercambio de ideas» entre Daniel Scioli y Mauricio Macri, en el lo que sería el primer debate presidencial de la historia por un ballotage.

En un inusitado mix de dirigentes FpV-PRO, entre saludos y palmadas de espalda, los funcionarios e invitados de las dos facciones en pugna entraron por la misma puerta: la cordialidad dominaba el ambiente, en un intento por demostrar «relax».

En el exterior, el operativo de seguridad incluía una enorme fila de policías federales ubicados sobre las escaleras principales, además de helicópteros de las fuerzas que sobrevolaban el edificio.

De a poco llegaron los invitados, una cantidad notoriamente mayor al primer debate que se realizó en octubre. Con muy poco contacto con los medios, la generalidad se limitó a saludar sonriente desde lejos: “Después, después”, indicaban con señas, para la ofuscación de los reporteros estrella.

«Si no viene Jorge Telerman, olvídate, no viene nadie”, decían los camarógrafos, que coincidieron en que el director del Instituto Cultural -que también entró al edificio sin hablar- es “un tipo macanudísimo”.

No obstante, algunos no pudieron resistirse a los encantos de la cámara (ni a los gritos de Mercedes Ninci, enfundada en un ceñido vestido naranja), y respondieron a la pregunta típica: “¿Qué expectativas tiene para el debate, sr?”. El secretario de seguridad Sergio Berni, el dirigente radical Ernesto Sanz y el senador PRO Diego Santilli, fueron de los pocos que dieron declaraciones. Las respuestas fueron de cassette: «tranquilidad, expectativa».

Los últimos en llegar tuvieron que apurar el tranco para ingresar antes de las 9, horario en que estaba programado el inicio del show. Todos los VIP, elegantemente vestidos para la ocasión (estricto traje, muchas corbatas celestes o naranjas, tacos altos), quedaron dentro de un sector separado por paneles blancos (y no con el vallado con el que se acostumbra a apartarlos de los periodistas) donde disfrutaron un coctel top.

La prensa, en tanto, quedó dividida en cuatro sectores amplios: dos de ellos destinados a mini-estudios televisivos, que parecían “stands” en una convención de autos (uno ubicado en el hall y otro en un salón de actos), uno en la biblioteca (destinado a seguir la transmisión en pantalla gigante), y otro en los balcones del auditorio, desde los cuales se pudo seguir en vivo la discusión de los participantes.

LA PREVIA, AL CALOR DE LA PRENSA

Corresponsales de Brasil, Colombia, España, Chile, Francia e Inglaterra se mezclaron entre los cientos de periodistas locales, para seguir el evento histórico.

La sala de prensa, improvisada en la biblioteca de la Casa de Estudios, se convirtió en un termómetro del debate: “Se vivió un clima de fin de ciclo, hace algunos años era imposible pensar que el periodismo festejara frases de Macri”, decía a NOVA una reconocida periodista parlamentaria.

En este sentido, hubo frases que despertaron aplausos y sobre todo, risas: “En que te has convertido, Daniel”; “¿Crees que Cristina y Aníbal mienten al decir que hay un 5% de pobres?”; «Esta gente es mala», fueron los comentarios de Macri que llamaron la atención de los cronistas. En cuanto a Scioli, el highlight de la noche fue “Si no pudiste en ocho años con los trapitos, ¿cómo vas a hacer con el narcotráfico?”.

Terminada la discusión, la acción se trasladó a la otra sala, donde estaba ubicado el “catering” (tres botellas de Coca Cola de 2.5 L y una pila de vasos de plástico). Allí se esperó la aparición de los políticos, que fueron llegando poco a poco.

EL POST

El lugar se transformó en un circo romano de movileros ansiosos. Allí el Jefe de Gabinete porteño Horacio Rodríguez Larreta apareció sonriente para dirigirse al estudio-stand de América, donde los esperaba Luis Majul. “Ganó la gente” dijo el macrista, con una mueca picaresca, al ser consultado por NOVA sobre el resultado del debate. Por el lado del PRO también aparecieron Marcos Peña (secretario de Gobierno de la Ciudad), el «armador» Emilio Monzó y Esteban Bullrich (ministro de Educación porteño, quien saludó afectivamente a Telerman).

Los kirchneristas, en cambio, salieron en manada a dar declaraciones, guiño que fue interpretado como un “operativo rescate”. El intendente de la matanza Fernando Espinoza; el diputado Julián Domínguez; el referente de La Cámpora Eduardo «Wado» de Pedro; el titular de la Anses Diego Bossio; la esposa de Scioli, Karina Rabolini; el vicegobernador Gabriel Mariotto y el multifuncional Daniel Filmus, entre otros.

“¿Quién ganó?” se escuchaba preguntar entre los corresponsales. La coincidencia fue general: el primer bloque, Macri dominó el “partido”, pero al final terminó por parecer un pastor. En el segundo tiempo, la discusión quedó estancada, a la espera de un “as en la manga” o contragolpe contundente de Daniel, que nunca ocurrió. Ninguno de los dos se respondía, no fue una discusión clara.

Por la medianoche, de manera progresiva, las cámaras se fueron guardando. Scioli se hizo presente durante unos pocos segundos en el salón, lo que provocó avalanchas de cámaras y micrófonos. Al igual que durante la hora y cuarto de debate, los periodistas tampoco pudieron sacar una conclusión importante.